8 jul 2011

DIARIO MILITAR DE LA ULTIMA CAMPAÑA Y REPOBLACION DE ANGOL.



PARTE I

Creemos excusado hacer referencia del objeto que se propone el jefe de esta division, Sr. Intendente de la provincia de Arauco y teniente coronel D. Cornelio Saavedra bajo cuyas ordenes marchamos a la repoblacion de la antigua ciudad de Angol. La empresa es ardua y de incomparable trascendencia para el porvenir de Chile, y no dudamos que sera llevada a cabo y coronados los patrioticos y desinteresados esfuerzos del jefe iniciador de ella. Palpando estamos los beneficios que redundan a los propietarios de ultra bio-bio, por la parte de Mulchen, desde donde se instalo este fuerte y se fundo el pueblo de este nombre; y no hay duda que seran muy superiores los que reporten la repoblacion y fuerte de la ciudad de Angol. Nuestras camaras legislativas, conociendo la magnitud e importancia de esta obra, aprobaron en una de sus sesiones del presente año una partida del presupuesto del Ministerio de Guerra ascendente a cincuenta mil pesos para estos trabajos. La reconstruccion de Angol ha sido igualmente discutida por los principales periodicos del pais, y seria del todo inoficioso que nosotros quisieramos manifestar aqui su importancia suma cuando la mayor parte de los habitantes de la Republica la conocen demasiado.; nos ocuparemos solamente de sentar en nuestros apuntes todo aquello que tenga relacion con el ejercito, como tambien todas aquellas medidas que tienden a reglamentar el buen orden y adelanto de las operaciones, y por fin, todo aquello notable que pueda llamarnos la atencion por el tacto inmediato que tenga con los indigenas.
Nuestro diario principia el 22 de noviembre del presente año.

22 DE NOVIEMBRE DE 1862.

En este dia se dio la orden que insertaramos a continuacion por el comandante general de armas de la provincia de Arauco:
Orden general: el dia 25 del corriente, al toque de diana, se pondran en marcha para Nacimiento, y con el fin de unirse a la fuerza que debe marchar a Angol, el batallon 4º de linea y cuarenta y cuatro artilleros al mando del capitan de esta arma D: Jose Velasquez. A la misma hora saldra para Negrete con el mismo fin un escuadron de ganaderos a caballo al mando del teniente coronel graduado D: Jose Lucas Villagra, cuyo jefe general pasara a recibir ordenes de esta comandancia general antes de su salida. El otro escuadron del regimiento saldra para la plaza de Mulchen el dia 3 de diciembre proximo. La division destinada a ocupar Angol ira al ando del SR. Comandante general de armas, jefe del ejercito de operaciones. Las fuerzas de reserva se situaran en Mulchen y estaran bajo las inmediatas ordenes del señor coronel, comandante del regimiento ganaderos a caballo, D. Jose Toribio Pantoja. Los comandantes de los regimientos de caballeria civica de San Carlos, Santa Barbara, Pile, Picoltue y el de la compañia civica de Mulchen, se pondran bajo las ordenes del jefe de reserva con la fuerza de su mando, si la exigencia del servicio y seguridad de la frontera asi lo exijieren. Con anticipacion pediran los jefes de los cuerpos el numero de carretas necesario para transportar sus equipos y el de artilleria pedira a mas lo que necesitare para el transporte de municiones y maestranza. La compañia del batallon Buin dara diariamente, desde el lunes proximo, la guardia de prevencion y hospital, y el escuadron de ganaderos que marcha a Mulchen, dara la guardia de carcel hasta el dia 1º del entrante, que sera cubierta por el batallon cuvico de Laja. Nombrase primer ayudante de campo al jefe se operaciones de esta frontera al teniente coronel graduado D. Jose Maria Ruiz Anguita. De orden del jefe. Jose Maria Ruis Anguita.
Llego el dia 25, y en conformidad a lo prevenido en la orden general del dia 22, las fuerzas se prepararon a marchar. A las cuatro de la mañana la banda del batallon 4º de linea tocaba diana para la reunion del cuerpo y equipos, como estaba de antemano mandado. El pueblo de Los Angeles, tan escaso de bullicio y movimiento casi siempre, ese dia no lo habria conocido, porque en comparacion con su estado habitual era una Babilonia, materialmente hablando. El ruido de los caballos, el rodar de las carretas acompañado del cantar de los ejes, el movimiento continuo de los soldados con los equipajes de los oficiales, y ultimamente el habladero de las mujeres seguido de las discordias que precisamente acompañan estos actos, formaba una batohola verdaderamente militar. A las cinco desfilo el cuerpo mandado por su comandante accidental, sargento mayor D. Pedro Lagos, compuesto de diecinueve oficiales, incluso el jefe, y tresciento setenta y seis plazas. Se dirigio hacia el camino real que va a Nacimiento, y a las nueve y media de la mañana llego a la rivera derecha del Bio-Bio. Procediose inmediatamente al embarque de la tropa para trasladarla a la orilla opuesta, es decir, a la isla formada por la confluencia de este rio con el Vergara. Esta operacion fue de pocos momentos, y acto continuo marcho a las bodegas de Anfray, cuartel para su alojamiento.
El jueves 26 no ocurrio nada de que se pueda hacer mencion. Los oficiales se alternaban para pasar al pueblo de Nacimiento, y la tropa lo hacia en sus horas de diversion y descanso.
El viernes 27 a las seis de la tarde la banda del batallon 7º de linea y una parte del pueblo reunido en los suburbios de la poblacion, anunciaban la entrada del señor comandante general D. Cornelio Saavedra, el cual la verifico a esta hora acompañado de los ingenieros sargento mayor D. Jose Francisco Gana, capitan D. Benjamin Viel y su ayudante de campo D. Jose Maria Ruiz Anguita, dirigiendose a la casa del señor teniente coronel D. Bartolome Sepulveda, en donde debia hospedarse. En este dia se notaba en el rio Bio-Bio el movimiento continuo de lanchas, las cuales se hacian reunir y cargar para que estuviesen listar para partir por el rio Vergara para la antigua Angol, conduciendo un sinnumero de herramientas, equipos, pertrechos, cañones, viveres, etc. objetos todos indispensables para una empresa de este genero. El trabajo era dirigido por el gobernador de Nacimiento, sargento mayor de ejercito D. Matias Plaza.
El viernes 28 a las doce del dia, se hicieron a la vela las dos primeras lanchas que conducian las dos primeras huestes de la expedicion. Iban a cargo de ellas los oficiales Nieto y Gaona del 7º de linea, y conducuian los equipos y otros pertrechos pertenencinetes al ejercito. Como un acto de precaucion y prudencia de ordeno marchara en una de estas lanchas una compañia del 7º de linea, haciendose al mismo tiempo a los indios un propio para evitar que pudieran alarmarse. En ambas orillas de este rio de dejaba ver un crecido numero de gente que se habia apresurado a presenciar la partida de estas pequeñas embarcaciones. Un viento Norte bastante fresco favorecia la marcha de estas sin el menor inconveniente. En el dia, aunque cubierto de espesas nubes, se hacia sentir un calor tropical. A las tres de la tarde zarparon seis lanchas mas conduciendo igualmente pertrechos y algunos objetos de particulares. La balandra Aurora del Biobio y la Miñinco siguieron el mismo rumbo, yendo a cargo de ellas el ayudante del 4º de linea D. Lucio Martinez y teniente graduado Echanca, conduciendo entre otras cosas el equipo del comandante general de la division. Algunas ptras lanchas salieron despues cargadas de hombres y mujeres, como igualmente de muebles y utiles adecuados a aquellos lugares.
El sabado 20 llego el escuadron de ganaderos de que se hace mencion en la orden del dia 22 al mando de sumayor teniente coronel D. Lucas Villagra, y se les ordeno pasasen a acampar a Coigüe, punto avanzado de Nacimiento en el camino de este a Negrete. En la noche las bandas de musica sieron retreta al Sr. Intendente y comandante general de la division, y a las once y media de la noche cayo un pequeño aguacero.
El domingo 30 amanecio lloviendo bastante recio, y lamentababamos la mojada de las pobres mujeres que iban en aquellas lanchas tan incomodas, sin olvidar tampoco nuestros equipos que no llevaban mas cubiertas que el cielo. En este dia se anuncio que al siguiente emprenderiamos la marcha para el interior, pero no se sabia si se efectuaria por las pampas o por la orilla Sur del Vergara. Todo se preparaba.
DICIEMBRE DE 1862.
El lunes 1º de diciembre toco diana el 4º de linea a las tres de la mañana, segun se habia prevenido por la irden para que al tiro de un cañonazo se efectuara la marcha. Se ordeno pasaran el Vergara y formaran en columna de viaje en la calle principal del pueblo de Nacimiento. La columna se formo en el orden siguiente: 1º la artilleria; 2º, el 4º1 de linea; 3º, el 7º de linea al mando de su comandante accidental D. Joaquin Unzueta, compuesto por dieciseis oficiales, un jefe y doscientos diezisiete individuos de tropa; 4º el segundo escuadron de Granaderos a caballo, compuesto de nueve oficiales, incluso su jefe, y ciento cincuenta soldados; y 5º el escuadron de Nacimiento al mando del sargento mayor graduado D. Pedro Carte, compuesto de cincuenta individuos de tropa y dos oficiales. Emprendio el ejercito su marcha en buen orden, y comenzo a desfilar por la ciudad con una parte de la artilleria a lomo de mula, parque y todo el mateiral correspondiente, tomando la ribera sur del Vergara, pero por un camino bastante escarpado y cubierto de lomas y pequeños cerros. A las cinco de la tarde se ordeno acampar pertenciente al famoso Colima muerto en la campaña de 1860. En este mismo lugar y este mismo cacique hizo degollar veintidos soldados del carampangne que iban a incorporarse al cuerpo que estaba en Puren en 1835. A media noche hubo una pequeña alarma o movimiento en el campamento, provenido a consecuencia de haber mandado pedir el comandante general doce hombres armados para impedir algunos desordenes que intentaron varios indios en el rancho en que se habian alojado, perteneciente al cacique Renaicoleo, como a diez cuadras de distancia, debido a todo a la embriaguez a que son estos tan afectos.
El martes dos emprendio el ejercito su marcha a las seis y media de la mañana y en el mismo orden y llego a la orilla poniente del rio Reihue a las diez y tres cuartos. Poco antes de llegar a este lugar, tuvimos un momento precioso, de aquellos que alegran el corazon y dan libre curso al pensamiento. Se nos presentaron a la vista los hermosos llanos de Angol e igualmente los pocos escombros de la antigua ciudad, lugar que iba a ser nuestra residencia, y la de nuestras pequeñas glorias y de nuestros momentos de placer militar, y ultimamente, de nuestros esfuerzos y trabajos para alcanzar lo que obtuvieron nuestros antiguos subyugadores.
La ciudad estaba fundada en un lugar amenisimo y abundante. Su situacion era entre dos rios navegables hasta sus muros, el Reihue y el Malleco, que forman su confluencia ahi mismo y en el vertice del angulo que forman dichos rios se hallaba la ciudad, quedando de este modo favorecida por el norte y poniente. A su frente se ven los vastos llanos de Angol, a los cuales dominaba el fuerte que alli existia. Estos rios la hacian capaz de ejercitar un vasto y activi comercio, y le proporcionaban los socorros necesarios en caso de un asedio. Como dice la historia Pedro de Valdivia fundo esta ultima ciudad en Encol el año de 1553, en un fecundo terreno que da excelentes vinos, y a la fecha se ven inmensas viñas y de muy rico sabor. Le, sin penetrar lo futuro, el nombre de ciudad de Los Confines. Fue muy comercial y rica; sus vinos se conducian a Buenos Aires por un paso que deja aqui la cordillera. En la enciclopedia esta descrita bajo el nombre de Angol, que le fue dado enseguida por los españoles como una ciudad existente.
El 22 de noviemdre de 1598 el toqui Paillamachu, heredero del segundo Ulharomapu, sorprendio al famoso general español Loyola, matandole y estrechandole por el asedio a las ciudades de Osorno, Valdivia, Villarica, Imperial, Cañete, Angol, Coya y la fortaleza de Arauco; paso el Biobio y quemo las de Concepcion y Chillan; volviendo a su patria victorioso y cargado del botin; y todo esto se verifico en el corto tiempo de cuarenta y ocho horas, Pedro de Viscarra oficial antiguo y de setenta años de edad se puso en marcha y recogio los habitantes de Angol y Coya a vista de las huestes enemigas que las sitiaban. Con estos habitantes logro el aguerrido militar repoblar a Concepcion y Chillan.
He aqui todas las luces que nos proporciona la historia sobre la antigua Angol, deduciendose que evidentemente a la fecha hace doscientos setenta y cuatro años que yace sepultada en sus ruinas; a nosotros toca ahora hacerla revivir para las generaciones venideras.
Siguiendo el curso de nuestra narracion, interrumpida por efecto del pensamiento y el recuerdo de los acontecimientos pasados, diremos algo sobre los caciques e indios que vinieron a visitarnos en este dia tan pronto como supieron de nuestro arribo, a las doce del dia se presento el cacique Juan Trintre, acompañado de algunos otros y de algunos mocetones e indios. Estos son los principales propietarios de Angol. El Sr. comandante general de la division los recibio con bastante cariño y amabilidad, haciendoles comprender que su objeto al arribar a aquellos lugares, no era otro que fundar un pueblo en la antigua Angol para favorecerlos de los malones de sus enemigos, como igualmente proteger sus propiedades. Les manifesto que no debian alarmarse bejo ningun aspecto; que si recibian algunos prejuicios de parte de la tropa, el estaba pronto a indemnizar su valor, ya fuese en dinero o en grano que ellos debian cosechar, obteniendo el beneficio de darselo o devolverselo cosechado; que esperaba que ellos le cediesen, ya fuese vendido, prestado o arrendado el terreno necesario para poder instalarse con su gente; que al mismo tiempo necesitaba madera y esperaba que ellos le permitiesen el labrado de esta. Al principio se mostraban obstinados y no cedian; pero uno expuso "ya tienes a tu gente aqui y nosotros ¿que podemos hacer? quedate con ella y traja no mas". Estas palabras parece que convencieron a los demas aunque en el semblante pensativo y la mirada siniestra dejaban facilmente comprender su disgusto cerca de lo que se les exigia. Es facil de notar que el indio es hasta cierto grado superticioso en todo lo que le toca a tierras y animales. Entre ellos mismo se observa que el indio de una reduccion, si pasa por los terrenos de otro sin avisarlo es perseguido de muerte. Ahora nosotros, que para ellos somos extranjeros, ¿con que doble razon no se resintirian al aparecernos alli de repente talandole sus pastos y cegando sus arboles para nuestras habitaciones? No hay duda que el barbaro sufre, sea cual fuere la razon que nos asista; estando condenado por su retroceso y desapego a la civilizacion a pasar por acontecimientos semajantes a los que palpamos en la historia de aquellos remotos tiempos.
Concluida la conferencia o parlamento, como ellos le llaman, en que quedo acordado que el comandante general los invito para el domingo 7, o mas bien para pasado cuatro lunas (como entre ellos es costumbre) para que asistiesen a la primera misa que debia decirse en aquel lugar y pidiesen a Dios por la paz y la union. Enseguida se les hizo tocar las bandas de musica y se retiraron muy contentos. En la tarde llegaron otros caciques e indios a saludarnos. Tambien les hicimos tocar bandas y los distinguiamos con agasajos y demas demostraciones de aprecio, como igualmente darles la mano, de lo contrario se disgustan. La balandra Aurora del Biobio llego este dia, siendo la primera que cruzaba las agus del rio Reihue flameando el pabellon nacional al tope del palo mayor.
El comandante de la division acompañado de los demas jefes e ingenieros paso la tarde a la antigua ciudad para reconocer los escombros y ver el punto mas adecuado para instalar el campamento. Este mismo dia tuvimos de visita dos caciques bastante famosos: Trango y Mareo de las alturas de Huequen . En la noche salieron las guardias al frente y se paso sin novedad.
El miercoles 3 como a las siee de la mañana, a los que permaneciamos en los brazos de morfeo, nos sorprendio un fortisimo sacudon de tierra, el cual nos hizo pensar hubiera causado males a las poblaciones del norte. En cuanto a nosotros, estabamos seguros que ningun mal podria prevenirnos, porque la arquitectura y la contruccion de nuestros edificios no corria ningun peligro.
A las diez de este dia hubo un mvimiento general en el campamento, dejandose oir voces de correr a favorecer a unos soldados del 4º que se ahogaban. Pedimos nuestras cabalgaduras y nos dirigimos al punto de peligro. La Aurora del Biobio se hacia tambien a vela en la misma direccion. Llegados al lugar en donde sucedia la catastrofe, causa de aquel unisono movimiento, se nos presentaron a la vista unos cinco soldados y cuatro mujeres que los disputaban las corrientes del rio Reihue, a consecuencia de haberse cortado la vela que sirve para jalear las lanchas en las correntadas y lugares innavegables a vela y palancas. Se habia esta estrellado en un pequeño promontorio de olecones formado en el mismo rio, y los infelices habian caido a este; pero como el auxilio fuera tan eficaz, se evito toda desgracia y pudieron salir ilesos de toda contusion y herida. No sucedio lo mismo con el agua que debieron beber, porque lo dejaron de hacer por cuatro dias consecutivos. (continuara)

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