30 nov 2018

APUNTES MASONICOS DE ANGOL.



Con gran pesar lamente personalmente mi ausencia por razones profesionales, en la apertura a la comunidad del principal Templo masónico de nuestra ciudad el pasado 29 de mayo, en lo que fue el Día Nacional del Patrimonio Histórico. Una oportunidad para conocer más sobre la labor masónica en Angol, por lo cual me di a la tarea de recopilar algunos apuntes históricos de la masonería angolina.
La Masonería siempre fue un anhelo para la ciudadanía de Angol, y  a mediados de la década de 1910, se abrieron Logias en Los Ángeles y en la ciudad de Traiguén en 1914, la Logia más antigua de la región. En las cuales habían algunos angolinos, producto del cierre de algunas de estas logias, los angolinos buscaron seguir con su formación iniciática  y se dieron a la tarea de formar un núcleo masónico, trabajo en el que son apoyados por la vecina Logia “Solidaridad N° 45” y su venerable maestro Víctor Chiappa, masón proveniente de la ciudad de Los Ángeles. Fue así como cinco militares angolinos a saber: Diego Guillen santana, Comandante del Batallón Tren N° 4, los oficiales Luis Sosa Cerna, Jorge Souper Maturana, Francisco Lopetegui Soto y el médico militar Víctor González Montecinos, los cuales solicitan su constitución como Triangulo al Gran Maestro Luis Navarrete quien por Decreto N° 26 de fecha 26 de enero de 1917 autorizan el funcionamiento del “Triangulo Patria Chilena N° 12” y su primer Presidente fue Diego Guillen. Asimismo para incrementar el incremento de las columnas en el Triangulo, los nuevos miembros son iniciados en la Logia de Traiguén.
En septiembre de 1917 toman la decisión de transformarse en Logia, solicitando el beneplácito al Gran Maestro, quien por decreto N° 18 del de 12 de noviembre de 1917 autoriza su instalación bajo el nombre distintivo de “Patria Chilena N° 55”, y su primer Presidente Diego Guillen, quien hubo de presentar su renuncia por Traslado del Batallón Tren a la ciudad de La Serena.
La naciente Institución hubo de soslayar las más variadas dificultades, principalmente las desatadas entre laicos y clericales. Por lo cual la Logia de Angol, hubo de cambiar constantemente de Residencia, inaugurando su Templo en Casa propia el 26 de mayo de 1934. A través del tiempo, muchas son las obras sociales de la Logia “Patria chilena N° 55”. Entre ellas se pueden nombrar: La Liga de estudiantes pobres; Los Scouts; Las Colonias escolares; y distintas actividades relacionadas con los Colegios. Entre ellos destaca la fundación de la Escuela Hogar fundada en 1943, con el empuje y constancia de hombres como Pedro Salas Briones, José Luis Osorio, Lázaro Topali y Dilman Bullock entre otros. La Escuela comenzó con 30 alumnos y poco después sus benefactores adquieren un nuevo Edificio para su mejor desempeño, a fines de la década del 50´la Escuela pasa a poder del Estado.
Son algunos apuntes históricos de la masonería angolina, una Institución de carácter iniciático, filantrópico, , simbólico, filosófico fundada en la fraternidad de sus miembros y que ha buscado la verdad y el perfeccionamiento del hombre a través del estudio.


ALGUNOS COLEGIOS DE ANGOL


En estos días que ya regresan los escolares a las aulas, al risueño encuentro con sus amistades, y los no tan alegres días de ajetreo estudiantil, la memoria de algunos que ya pasaron por esa etapa, se niega a olvidar. Los lejanos años de la infancia traen al recuerdo los viejos pupitres, y los cansados adobes desde donde pendían las pizarras colegiales, empolvadas con tiza, ese polvillo que reaparece ahora como una bruma que nubla los recuerdos de las primeras Escuelas de Angol.
Pasados los presurosos años de la Ocupación de la Provincia, la ciudad pudo comenzar una floreciente tradición que trajo consigo la creación de ilustres planteles educacionales y recordados maestros. El alto nivel de analfabetismo del siglo XIX y gran parte de la primera mitad del XX, hizo que la Educación primaria fuese privilegio de pocos. La primera Escuela data de 1863, y para 1870 solo había dos Escuelas para  todo el departamento. Ya en 1883 existían en Angol tres Escuelas públicas: la Escuela N° 1 de niñas, la N° 2de hombres,  y la Escuela Mixta. Por esa época los Colegios Particulares tenían escasa duración. Los horarios de aquellos escolares eran curiosos: de septiembre a diciembre era de 07:30 a 10:30 y de 12:30 a 15:30, de marzo a agosto de 08:00 a 11:00 y de 12:30 a 15:30. En 1884 se abrió la primera Escuela para adultos. Entre los profesores de aquella época debemos destacas a Juan Colipí, hijo del cacique Lorenzo Colipí, que estudio en la Escuela de Preceptores de Santiago titulándose, pero falleció al año siguiente.
La Educación Secundaria era una necesidad desde esta época, se hicieron fallidos intentos de un Liceo fiscal en 1884, en tanto ciudadanos norteamericanos fundaron el “Angol College” y también funcionó en 1887 el “Liceo francés” con programas de colegios de Francia, ambos de corta existencia. Solo a fines de 1887 de funda el “Liceo de Angol”, que comenzaría sus clases al año siguiente, a cargo del Rector Enrique Ballacey quien al fallecer en 1889, legaría su nombre al naciente Liceo, que funcionaria en el Molino El Globo, el Banco Bunster en 1890 y desde 1904 en calle Manuel Bunster, en 1945 en calle Prat frente a la Plaza y desde 1974 en su actual ubicación.
La Educación primeria en tanto seguía con notable desarrollo, en 1888 se fundó la primera Escuela mixta en el barrio de Villa Alegre. El Colegio Santa Ana comenzó a funcionar en septiembre de 1889 dirigido por Sor María del Carmen Fuenzalida. En 1893 se creó la Escuela superior de Niñas N°1 y se ubicaba en la esquina de las actuales calles Pedro A. Cerda con Tucapel.  En 1907 comenzó a funcionar la Escuela N° 7 de Huequén.  El año 1900 se creó el Liceo particular de Niñas, y desde 1903 fue Liceo Fiscal,  su primera Directora fue Cesárea Kolbach. Ese mismo año se fundó la Liga Protectora de Estudiantes Pobres”, Institución que ayudaba a los alumnos más necesitados. En 1901 abre sus puertas la “Escuela Superior de Hombres”. En 1905 abrió la Escuela nocturna para Mujeres, refundada en 1925. En 1906 los Franciscanos fundaron el Colegio”Buenaventura”. Ese mismo año abrió la “Escuela Profesional de Niñas” que formaba costureras.
Producto de la Ley de Enseñanza Primaria Obligatoria se abrió en 1911 en el barrio Villa Alegre la “Escuela Superior N° 8”. En 1915 comenzó a funcionar la Escuela Anexa a la Normal de Angol. La Escuela de Artesanos comenzó en junio de 1938, transformándose luego en el Liceo Industrial de Angol. El Liceo Comercial nació como un curso agregado a la Escuela Industrial en 1947, transformándose en Instituto en 1950. La Escuela N° 4 se creó en 1947 como un Grupo Escolar que reunió varias Escuelas antiguas y destartaladas con baja matricula, actualmente Escuela Hnos. Carrera. Todos estos planteles educacionales han sufrido transformaciones y cambios a través del tiempo, pero todos conservan la vieja herencia de las primeras Escuelas de Angol.

APUNTES DEL TRANSPORTE PUBLICO EN ANGOL.



Entre tanto automóvil que a ratos colapsa nuestra ciudad, entre tantos taxis “colectivos” que inundan las calles,  que se caracterizan por su casi siempre buena atención y los constantes roces entre clientes y choferes siempre es bueno recordar lo que fue del transporte público en Angol.
Hace 100 años las cosas no eran tan distintas, en vez de colectivos habían Carruajes, un transporte más elaborado que los burdos carretones originarios del siglo XVI, y se caracterizaba por que podía transportar cuatro pasajeros sentados de frente, conducido por una persona que era llamado “chauffers”, término francés que derivó en la palabra que conocemos en la actualidad. Existía en esa época el “Servicio de Carruajes Públicos” era el encargado de regular las tarifas y recorridos del servicio, debido a los constantes problemas entre usuarios y cocheros, ya que cobraban tarifas muy elevadas.
Hacia el año 1911 existían en Angol 15 Carruajes para las 8.000 personas de la ciudad, y las tarifas se regulaban dividiendo la ciudad en dos partes: al oriente y al poniente del Puente Rehue (actual Vergara N°1). Dentro de cada sección la tarifa era de 20 centavos y de una sección a otra 40 centavos. Un coche a la Estación con derecho a cuatro asientos  cobraba 1 peso. Si el Carruaje era arrendado por hora se pagaba 1 peso 50 centavos. El viaje al Cementerio valía 3 pesos, sin importar el número de pasajeros o el tiempo, y las multas en caso de cobros indebidos llegaban a los 20 pesos. Ese año precisamente se declaró una “Huelga de los cocheros” por diferencia en el cobro al cementerio ya que los choferes cobraban cuatro pesos.
Del antiguo sistema de Carruajes que fue mermando a fines de la década del 30´, alternando el servicio, hasta ser reemplazado por Taxis modelos Ford también aparecen  taxis buses, a principios de la década del 40´. A propósito la esquina de la Plaza de calles Lautaro con Bunster fue desde siempre el área donde se estacionaban los carruajes primero, y los taxis o autos de arriendo, después, inclusive hay quienes recuerdan la antigua caseta de vidrio donde se mantenía el teléfono de los taxis; también se estacionaban en calle Caupolicán afuera del recordado Restaurant “Quijote”. Los primeros taxis no pasaban de ser autos particulares de arriendo, en el recuerdo de varios queda el nombre del Sr. Roman. Y como no recordar a la familia Villavicencio que fue la primera en traer Taxis propiamente tal en la década del 60´.

Volviendo a las Góndolas, estas llegaron con su trajín a revolucionar la tranquilidad provinciana de Angol. La primera micro que recorrió la ciudad fue un armatoste con “motor, bocina, seis puertas y un asiento” a decir de sus usuarios. Promediando la mitad del siglo veinte existían en Angol 4 góndolas, que eran objeto de múltiples quejas ya sea por iniciar sus recorridos a media mañana, o por sus locas carreras en pos de pasajeros lo cual creaba largos intervalos sin locomoción, o por sus eternas esperas en la Plaza de Armas. Los primeros recorridos eran Santa Ana – Vergel con un promedio de cuatro pannes de gomas y otras tantas de motor antes de llegar a destino. Por ejemplo el recorrido para el 1 y 2 de noviembre de 1946 eran San Francisco-Cementerio y Estación-Huequén con cinco minutos de espera en la Plaza.
Las Góndolas angolinas, ya fuese por la admiración o sarcasmo popular hacia ese cacharro de fierros desvencijados y de bus santiaguino venido a menos, eran inevitablemente bautizadas. Así la devoción popular decantaba en recordados nombres: De las primeras cómo no recordar la micro de Don Mateo, a la que el pueblo le dio el mote de RASPA, un autobús pequeño de color azul desaliñado, debió su nombre por ir dejando una sonajera de latas y fierros viejos capaz de hacer resucitar a un difunto.

La segunda micro o góndola fue la TRICOLOR de propiedad de German Muñoz Muñoz, de tamaño más grande, pronto su dueño adquirió una segunda góndola más pequeña. Comenzó a operar desde 1946 y hacia recorridos Huequén-San Francisco en viaje directo saliendo todos los días de Huequén a las 07:30 horas llevando público y colegiales, recorriendo Avda. O’Higgins, Lautaro, Aguirre Cerda y Covadonga, parando en el Convento San Francisco; saliendo después a las 08:10 de San Francisco a la Estación por calle Vergara, doblando en Prat esperando pasajeros al centro en la Plaza para seguir hacia la Estación de Ferrocarriles a la hora de trenes regresando hacia la Plaza y convento San Francisco y volviendo a Huequén. Además realizaba un recorrido nocturno Huequén-Teatro Rex. Sus tarifas eran 60 centavos  adultos y 60 centavos niños y estudiantes. También se podían comprar tarjetas de abono por ejemplo los 100 pasajes San Francisco-Vergel valían $120; los 100 pasajes San Francisco-Escuela de Artesanos $70. En noviembre de 1946 los recorridos comienzan desde el fundo El Vergel ya que la gente iba allí a comprar frutas o verduras.
Otra góndola precursora fue la ÑATA nombre derivado de su forma y algunos se aventuran a decir que su dueño era una mujer, de ahí el nombre.

Pero si de micros se trata, legendaria fue también LA COGOTERA, de mediados de los 60’ una micro de color indefinible, asientos desmembrados, goteras y pololeos vergelianos; propiedad de la Familia Aravena, la conducía el Sr. Castillo un tipo que parecía actor mexicano, con su auxiliar el recordado Víctor Manríquez “cacaruca”. Lo de Cogotera provenía de su recorrido que comenzaba en el Cañón – Centro – Guacolda – Vergel, concretamente de su paso por Guacolda, según el dicho popular por aquellos lares y en aquella época “cogoteaban”, refiriéndose al asalto de desprevenidos parroquianos. Esta última góndola de gran recuerdo fue objeto de una cueca, compuesta en su honor por el angolino Wilson Arroyo, y aun es recuerdo de varias generaciones. Es la evocación a esos carruajes y góndolas olvidadas, pero que se mantienen vivas en la memoria angolina

Colaboración: Sr. Héctor Alarcón Carrasco.