ANGOL
LA ÚNICA COLONIZACIÓN CON CHILENOS DE LA HISTORIA DE CHILE.
La colonización puede definirse como un sistema de poblamiento de carácter oficial, inducido y patrocinado por el Estado, que procuraba dejar territorios "vacíos" en manos de personas que quisiesen explotarlos. En la Araucanía, la colonización fue mayoritariamente realizada por colonos extranjeros, suizos, alemanes, franceses, belgas, italianos, que eran reclutados principalmente en Europa. Sin embargo, se realizó con anterioridad a ello un proceso con colonos nacionales provenientes de Santiago y Valparaíso.
Los Llanos de Angol y Huequen.
Cuando Cornelio Saavedra se apodera de la región de Angol, se exteriorizó un debate acerca del lugar más conveniente para la nueva población. La discusión se centraba en dos puntos. El tradicional asentamiento de las antiguas ruinas de Angol, lugar apropiado para una gran población, apto topográficamente no presentaba irregularidades y tenía fácil acceso tanto a combustible, como al agua para la subsistencia. El único inconveniente era que no servía para la defensa ante un eventual ataque mapuche, por ser una explanada al descubierto. La otra opción era un terreno ubicado a algunas leguas de allí, en la confluencia de los ríos Rehue y Picoiquen. De plano elevado e irregular era pequeño comparado con el valle, pero permitía dominarlo y quedaba la ciudad fortificada ante cualquier ataque indígena. Por esta razón de defensa se prefirió este lugar, que constituye actualmente su casco antiguo y que delimito la ciudad en sus primeros seis años de existencia.
La primera población de Angol queda entonces frente al valle, y con el río Rehue (Vergara) como línea divisoria. El territorio que seguía al traspasar este río quedó consignado en los documentos oficiales y en el vulgo de la época como los llanos de Angol y Huequen, región fronteriza, no sometida al Estado Chileno en los primeros años de vida de Angol.
Esta localización, sin embargo, no era del agrado de sus primeros habitantes como nos consigna la sección de comunicados del diario penquista “La Tarántula”. fechado en abril de 1863; el remitente, con el seudónimo de“Un Angolino Moderno”, nos explica: “Cuando he oído en los diferentes corillos que regularmente se forman para criticar las acciones de todos, criticar la mala elección que tuvo don Cornelio Saavedra para preferir el lugar de Picoiquen al de Angol, creía que todo era exageración y la mala voluntad que a este caballero le tienen todos los habitantes de la provincia que tiene la desgracia de ser gobernada por el, era lo que hacía que lo calificaran de inepto; Más ahora que he visto la tan cacareada población, que para mayor vergüenza se le ha puesto como nombre Angol, veo que lejos de decir la verdad le favorecen, pues el punto donde se ha formado el pueblo no es de ninguna importancia, ya sea considerado como simplemente pueblo, como punto avanzado contra los indígenas, o como adelanto de Frontera. No sirve para pueblo, porque ha sido fundado en un terreno arenoso, cuyo polvo es tan sutil que no hay gasnate que no este impregnado de él, y es tan fácil de levantarse que el más débil soplo de viento forma una gran polvareda, y como todos los días que no llueve sucede esto, con razón los oficiales de la fuerza que hai ahí destacada le han puesto el nombre de ‘infierno’ y a los remolinos el de ‘diablo’...
No es a propósito como punto avanzado contra los indios, porque esta mui apartado de los lugares donde estos pueden pasar el Malleco a hacer sus escursiones, que las harán sin ninguna novedad hasta Nacimiento, particularmente en el invierno, época en que el río Reivo (Rehue) no es vadeable.
No es un adelanto de Frontera, porque ha sido hecho en terrenos de indios españolizados, casados con españolas y ciudadanos activos, y mui inmediato a la hacienda del comandante Sepúlveda poblada toda de españoles. No es adelanto de Frontera, porque los indios no vivirán en Angol siempre, pues tienen el río Reivo de por medio que es lo que ellos buscan para separarse de los españoles.
Ya que he hablado de las desventajas del punto donde se formo el pueblo de Picoiquen alias Angol, voi a hablar a la lijera de las desventajas que se han perdido con no haberse edificado la antigua ciudad de Angol.
En primer lugar el terreno es inmejorable, tanto para las construcciones de edificios como feraz por sus producciones, encontrándose todavía los cimientos antiguos sobre los cuales era fácil haber fabricado. Como punto avanzado sobre los indios tiene una gran superioridad sobre aquel, puesto que tiene todo el litoral del Malleco libre para poder cortar a estos si se atreven a pasar este río. Y finalmente como adelanto de la Frontera se habría hecho mucho; porque como he dicho ya, a los indios les gusta poner siempre un río de consideración de limite entre los españoles y ellos, y no habiendo otro que el Cautín, se habrían ido a la parte sur de este río, es decir, como a cincuenta leguas al sur... “
El autor de estas opiniones parece ser a primera vista un partidario del gobierno liberal, opositor de Saavedra y un conocedor de la Frontera. Nos parece que posiblemente sea un oficial de ejército vuelto a retomar sus funciones, ello se denota en los conocimientos de estrategia que evidencia. Además, sus opiniones no son tan ajenas a la realidad, otras fuentes como el diario militar de la repoblación de Angol de 1863, también coinciden en las desventajas del lugar pues: “el trabajo se hace mui pesado al soldado por el fresco viento que diariamente se deja sentir, levantando una polvareda que impide la diaria faena de este.”
Pero sin duda lo más destacable es que el “Angolino moderno”, parece representar una camarilla de descontentos con la nueva fundación. Lo más factible es que sean los continuadores más poderosos de la infiltración espontánea, por lo común ricos terratenientes vinculados a altos cargos del ejército que aprovechaban su poder. Este grupo de dominio, no aceptaba el atraso de los planes de ocupación por un asunto de seguridad, miraban con avidez los llanos de Angol y Huequen, como punto avanzado y como adelanto de Frontera.
Sin embargo, por sobre estas razones aparentemente solidarias para el progreso del país, prima el interés por explotar rápidamente esas tierras a las cuales atribuían una diferenciación con el sector donde se fundo la ciudad, con una acertada fertilidad en sus suelos ya sea para la agricultura o ganadería. La maquinaria capitalista comenzaba rápidamente su marcha en la Araucanía, y afectará como veremos el poblamiento de los primeros mestizos que se asientan en la ciudad.
La Colonización de los Llanos de Angol y Huequen.
Poco a poco la presión por adquirir los terrenos indómitos frente al río Rehue (Vergara) se fue haciendo patente, no solo por quienes deseaban adelantar la Frontera, sino por los que ya en forma abierta querían usufructuar esas tierras y pedían la ocupación más efectiva. La prensa de la época nos entrega valiosos detalles de esta idea que va tomando fuerza. En la correspondencia del periódico “El Meteoro” de Los Ángeles año 1866, se lee el siguiente articulo: “Los Pueblos Sin Agricultura No Pueden Subsistir.- Angol pueblo que solo cuenta con tres años de existencia, tiene edificios de valor, una población de más de dos mil personas; si no se toma medidas enérjicas, va a sucumbir en su nacimiento; tiene terrenos feraces a su derredor, pero pocos son los que se atreven a trabajarlos por la inseguridad que existe... que venga a residir entre nosotros un jefe superior con facultades extraordinarias para que haga una guerra continua a los ladrones por abigeato; así se poblaran y trabajaran los campos ” Un nuevo antecedente se agrega a lo ya expresado. La idea de seguridad es un discurso que tenían bien asumido las autoridades para disfrazar sus ulteriores fines. Como se aprecia, los círculos de poder han ganado adeptos en la prensa y se declaran abiertamente partidarios de la pronta ocupación para la agricultura, esos “terrenos feraces” hacía tiempo ya que estaban en la mira de los terratenientes fronterizos.
Otra opinión en este mismo sentido la encontramos en el periódico penquista “El Correo del Sur”, del año 1863 en donde se reproducen las opiniones de Manuel Thomsom, Jefe de la expedición exploradora del río Biobio y sus afluentes, quien nos señala: “En cuanto a Angol no falta quienes aseveren que este establecimiento no es el centro avanzado de la civilización, por cuanto no corresponde lo bastante a su principal objeto, de proteger y promover la colonización de sus alrededores. Hasta ahora al menos, parece que no se han emprendido labores agrícolas en esas regiones, limitándose las expectativas de los habitantes de Angol al circulo estrecho de las ganancias ofrecidas por el numero de tropas allí estacionadas, o cuanto más, a transacciones con los indígenas...
Como quiera que sea el hecho es que la colonización en la verdadera acepción de la palabra no existe en la nueva Frontera, i que la agricultura no podrá aclimatarse en sus campos feraces mientras se retarde por mucho más tiempo el complemento indispensable de los trabajos ejecutados hasta la fecha... sin la completa seguridad no es posible el cultivo de la tierra, sin agricultura no hai verdadera civilización y reducción de la Araucanía.”
Aquí se vuelve a reiterar la idea del desarrollo agrícola para evitar que la nueva ciudad se desvanezca. Esta opinión, Thomsom debe haberla captado de boca de los angolinos, de ese grupo que presionaba por la ocupación. No es menos cierto que su informe pasado al supremo gobierno de la época, y unido al plan de Cornelio Saavedra debe haber influido en los planes de la colonización de los llanos. En este contexto se dictó la ley del 4 de diciembre de 1866, que si bien se creo para regular los problemas que habían surgido de la venta y arriendo de la propiedad indígena, era un impulso para la colonización. Sin embargo, el estado de los títulos de propiedad se encontraba en tal grado de desorden, que hubo de apresurar la colonización con el decreto supremo del 8 de abril de 1868. Entre sus principales disposiciones destacan:
Un diario en dinero para ayuda de la mantención de cada familia por el mismo tiempo. Este diario será de treinta centavos para el padre y doce centavos más por cada hijo mayor de diez años;
Una pensión de quince pesos mensuales para cada familia por el término de un año, contado desde que se establezca en su hijuela; Exención por el término de veinte años, del pago de la contribución agrícola, de alcabala y de patentes.”
Lo que se puede deducir del análisis de estas disposiciones es que el gobierno quería no solo que la colonización fuese realizada por colonos nacionales; sino dar la oportunidad a las clases más bajas del país a fin de que forjaran un destino, lo cual explica las exenciones y los subsidios que recibirían para establecerse. Había gran expectación en la Frontera por esta colonización, la prensa nos entrega innumerables datos, al respecto “El Meteoro” informa el año 1868 que “Los colonos que estaban en Nacimiento ya han llegado i les están entregando sus hijuelas en el llano de Angol viejo en la ribera sur del Malleco entre los ríos Picoiquen i Huequen. Si los colonos entienden de agricultura pueden transformar este llano abandonado en un vergel.”
El Fracaso de la Colonización.
Sin embargo, ya establecida esta colonización fracasa a los pocos años de su implementación. Las autoridades de la época y los historiadores que han estudiado el tema, achacan estos malos resultados al carácter de los mestizos que llegaron a poblar.
En este sentido es la opinión de Tirso Rodríguez, Jefe de la comisión de Ingenieros, informe pasado al supremo gobierno el año 1875, quien además de la falta de agua para regar las siembras de ese año, y la inseguridad, critica que: “ a las colonias no deben venir sino hombres casados i agricultores o con algún otro oficio que pueden ejercer en estos lugares los días que no tengan trabajo en sus propiedades; i no marineros, mineros, gañanes i gente sin ocupación alguna, sin idea de trabajo ni de ahorro, que el día menos pensado, como buenos aventureros, emprenden marcha para otro lugar.”
El historiador Tomás Guevara esta de acuerdo con lo anterior y en su análisis acerca del fracaso nos dice que, “se entregaron a estos colonos nacionales 43 hijuelas en los llanos de Angol y Huequen. Pocos meses habían transcurrido cuando varios de los dueños de las porciones divididas comenzaron a fugarse. En mayo de 1870, quedaban 25 lotes ocupados por estos primeros poseedores. El desbande continuó; Algunos colonos abandonaban lisa y llanamente sus posesiones y otros las traspasaban a terceros, que se hacían responsables de las deudas en dinero que por auxilio de instalación habían contraído concesionarios, ascendentes a veces a la suma de 300 pesos.”
Isidoro Errazuriz, estudio también el tema y en su exposición comenta que“seria labor perdida echarse a buscar en la vega del Malleco las huellas de la primera colonia nacional, como habría cruel injusticia en achacar a los malos hábitos o al espíritu inquieto de nuestros pequeños cultivadores el fracaso de la bien intencionada tentativa. El hecho es que la colonia quedo reducida a decreto i a plano, lo que no impidió que las tierras salieran del poder del Estado. Solicitantes de hijuelas hubo en gran numero i infortunadamente fueron palos blancos, tras los cuales se escondían para aparecer oportunamente tres o cuatro individuos autores de semejante tramoya.”
Como vemos la mayoría de los autores culpan del fracaso colonizador al carácter de los mestizos, los tildan de irresponsables, de tener oficios inadecuados, de abandonar las hijuelas, entre otras causas. Solo en Errazuriz se vislumbra una razón diferente pero no esclarecida del todo aun, eso de “palos blancos”, pero ¿de quien o quienes? De nuestras propias indagaciones acerca del tema y recurriendo a la prensa de la época, que usualmente era interceptada, hemos descubierto interesantes e inéditos detalles. Las órbitas de poder que querían ocupar las tierras y que habían desde la fundación de Angol presionado para ello, veían que sus anhelos se hacían carne en la plebe. Pero si el gobierno había confiado la colonización al pueblo mestizo que hacía su aparición en la región, bien pronto esta primacía les será arrebatada por otros medios. Esta idea se ve favorecida por lo que ya sospechaba “El Meteoro”, en 1868 “... los serviles trabajos de algunos ignorantes personajes que, aunque pobres y necios ahora aparecerán algún día, no mui lejano con opulenta fortuna. De otro modo... ¿Cómo poseer algunas miles de cuadras de feraz terreno cerca de Angol, para con su producido librarse dentro de pocos años de la miseria? ¿Cómo sembrar trigo, papas, arbejas, maíz, fréjoles y comprar animales por ínfimo precio si los que engordan vendrán a enriquecerse así, si no fuesen secretamente o de manera extraña protegidos por sus superiores. Es cierto que muchos empleados públicos se ocupan de negocios agrícolas y son ajionistas... más como ellos, por sus mismas manos no desparraman el trigo” La prensa fronteriza de oposición, hacía de esta forma un abierto reclamo a ciertas irregularidades que estaban sucediendo con los colonos de las hijuelas de Malleco y Huequen. Estas sospechas recaían en los superiores de la oficialidad que aprovechaban tradicionalmente de su poder, que en la incipiente localidad fronteriza sin duda que pesaba, oprimiendo al mundo mestizo en la explotación de la tierra.
La ruina de la clase popular estimamos fue producida desde arriba; el mestizo fue barrido sistemáticamente de estos llanos, sus cosechas fueron segadas por la soldadesca, o sus caballos, la idea era arruinar a los nuevos y pequeños propietarios. “El Meteoro” y su corresponsal en Angol se quejaban en 1869 de la intercepción del periódico, algunos no querían que se revelaran sus intenciones. Por supuesto, si allí,“Tanto el poblador urbano como el rural encuentran a cada paso frustradas sus más lisonjeras expectativas por ordenes emanadas de las autoridades gubernativas o militares (porque aquí todos mandan); ... Llega la cosecha y los pobres agricultores que ni aun la semilla obtienen del sudor de un año de trabajo, se ven impedidos, no digo para vender, ni aun para guardar una pequeña carretada de paja, tan necesaria en el invierno para sus cabalgaduras, porque se ha dictado una orden superior (y esta se estiende como a tres leguas de circunferencia) para que todos los cosecheros cedan, sin remuneración ninguna, toda la paja que tengan para el Gobierno (por el gobierno se entiende a todos los jefes y oficiales); y a cuyo efecto dos oficiales del ejército se ocupan de recorrer las eras imponiendo la lei. Algunos pobres tienen que valerse de la oscuridad de la noche para guardar una carretada de paja, o más bien dicho, para robarse a sí mimos; y aun así son detenidos. ¡Oh! Siglo XIX!!”
Hacia 1870 la prensa daba cuenta de lo que realmente había ocurrido con las hijuelas de Malleco y Huequen,“En marzo o abril últimos ordenó el Intendente la delineación de una población al oriente de río Picoiquen a la orilla norte del camino que conduce a Huequen. Se alcanzaron a repartir unos veinte sitios, cuando se le ocurrió a don José Manuel 2° Pinto una expectativa que alagaba, en parte, su porvenir. Expectativa que nacía de la rápida importancia que se iba acrecentando, en esta población. Así vimos, de un instante a otro, transformados muchos de aquellos sitios en una solo hijuela de 55 hectáreas llamada quinta del señor Jeneral i que el ingeniero paso a entregar. Esta primera hijuela se estableció en aquel lugar casi desierto, como un gran pez que fija su residencia en un riachuelo donde todos los de su especie son menores i ahí se regala con sus semejantes, hasta verse grande, hermoso i satisfecho. Poco más, poco menos ha sucedido con la primera quinta de don José Manuel 2°. Había colindantes a esa quinta varias otras de colonos que, han tenido la amabilidad de traspasar sus derechos a favor del feliz don José Manuel 2°. Tenemos que la quinta pez se ha tragado a otras más pequeñas siendo: 1° La hijuela num. 23 de Nicolás Aguilar fue transferida a don José Manuel 2° por decreto de la intendencia del 23 de Julio del presente año. 2° La numero 24 de Manuel Jesús Sanhueza por decreto de la Intendencia de 21 de Junio. 3° La numero 25 de don Pedro Antonio Guiñez, decreto de la Intendencia de 13 de Abril.
He aquí la forma de esos decretos: Se autoriza la transferencia que pretende hacer el colono Nicolás Aguilar de la hijuela numero 23 que le ha correspondido, aceptando la responsabilidad de don José Manuel 2° Pinto, constituido colono, desde esta fecha...”
Queda así consignado el paulatino despojo que sufrió la población mestiza destinada a colonizar esta área. Los pocos que se asentaron finalmente en Angol fueron relegados a los suburbios del Norte de la ciudad, que desde sus inicios tuvo que cobijar a los individuos del bajo pueblo, que vivían en constante opresión, como nos informa en 1887 “El Colono”, que “... un gran número de jente pobre que se dedicaba al cultivo de hortalizas en pequeñas propiedades que poseen a los largo del camino denominado el “cañón” a la salida del pueblo, se encuentran en una situación angustiada por habérseles prohibido estraer un insignificante hilo de agua de la que en exceso viene a la población i que les servia para regar sus reducidos plantíos. Por este motivo se han cruzado de brazos sin hallar que hacerse “ Aunque como veremos más adelante los sujetos populares se extenderían por toda la ciudad.
En cuanto a los nuevos propietarios de las hijuelas, los ricos terratenientes derivados de la administración fronteriza, llevaron a cabo una campaña de desprestigio de los terrenos. En efecto, estudios posteriores como el de Raimundo Ansieta practicado en 1870 nos señalan que “La cadena de cerros que forman la cordillera de Nahuelbuta es de formación primitiva de rocas... que los terrenos de aluviones que forman sus pendientes i valles al oriente hasta la longitud de Cancura se componen de arenas resultantes de la destrucción de dichas rocas i de la arcilla desleída por la acción de las aguas de ríos i vertientes son arrastradas por las pendientes hasta que se establecen en un nivel más o menos horizontal formando así el lecho que constituye el llano de Huequen, cuyo terreno superficial es lo que los agricultores llaman trumaos. Estos terrenos generalmente lavados i pobres son susceptibles de todas las clases de producciones agrícolas que se cultivan en el país, pero la planta es poco corpulenta i el fruto mezquino.”
Estos planteamientos son erróneos, si consideramos el microclima de la región, la gran fertilidad de estos terrenos, y que es ocultada en los documentos oficiales obedeció posiblemente a eludir un posible interés de parte del gobierno; futuras tasaciones o remates como el efectuado el año 1873. La fertilidad de los llanos de Angol y Huequen se hace patente aun cien años después, pese a su incesante producción anual de hortalizas, análisis de suelos efectuados en 1965 por la Escuela Agricola EL Vergel nos dan cuenta de que sus suelos son“aluviales planos en los alrededores del río Malleco, con un 2 a 3% de pendiente, no alcalinos, buenos drenajes, origen aluvial, color amarillento, café, negro cuando esta húmedo, barroso y granulado, no calcáreo, rico en material orgánico; muy bueno para ser cultivado.”
De esta forma tenemos pues, el cuadro completo de la desolación que tuvo que afrontar el mundo mestizo ante la experiencia de colonizar los llanos de Angol y Huequen. Estimamos que la solapada opresión de parte de la autoridad, será un sesgo característico de la dinámica fronteriza en desintegración.
LLANOS DE MALLECO, SECTOR SANTA ELENA AÑO 1884
1 comentario:
Hola, puedes cambiar la letra del enlace porfavor.
interesante tu blog,pero insisto, falta prolijidad en el detalle grafico.
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