Son muchísimos los Establecimientos de comida que a lo largo de la Historia han sido el deleite de los angolinos, y muchas las familias que han quedado para siempre en el recuerdo de quienes fueron sus clientes. Recordemos someramente algunos de ellos…
En virtud de los servicios que ofrecían, los locales de comida se dividían por clases los de primera que tenían servicio a la carta tales como los grandes Hoteles que desde el siglo XIX lideraron la buena mesa como el Hotel Francia, Hotel Angol, Hotel Galán, Hotel Plaza, El Club Angol, todos ellos tenían ademas salones para distintos usos, de juegos, de recepción, etc.
Hacia 1935 “El Centro Social de Empleados” de don Oscar Labarca ofrecía almuerzos, pensión de mesa y viandas, además de salón de billares y palitroque, y su patio veneciano con orquestas los sábados y domingos. En la misma línea existieron locales que servían a la carta y otros servicios por ejemplo, mediados de siglo pasado se inauguro un local característico de calle Prat, el “Chiu-Chiu” que tenía una terraza con vista al rio Picoiquen, y que después cambio a Restorán “Ochoa” ofrecía almuerzos, onces – comidas y además reparto a domicilio.
Luego venían esos otros locales malamente catalogados de segunda, en donde la comida criolla se expresaba en todo su esplendor: asaltaban sus vidrieras y estanterías a la calle con cabezas de chancho monumentales, uñitas a la chilena, cazuelas y un cuanto hay; en esta línea podemos ubicar al desaparecido Bidu, un Restorán de culto entre los angolinos que le conocieron, allí se estreno uno de los primeros televisores públicos en Angol. Precursores de esta línea son los aun vigentes Restoranes de “Unión de Artesanos”, “Legión Militar”, “Carabineros en Retiro”; “El Club Radical” entre otros. También destacan otros que se ubicaban en la periferia o lejanos al Centro tales como: “Ñublense”, “La Morenita” en calle Chacabuco, “El Deportista” en calle Rancagua; “La Piedra”, “El Pollo Dorado” en calle Colipi; La Nave” en calle Artesanos; “EL Nahuelbuta” en el Cañón; “El Lotino” en Huequen. Recordado es el Bar Restaurant “La Copucha” de Santiago Sanhueza, en O’Higgins, atendía de 8 de la mañana a 5 de la madrugada, ofreciendo mariscos permanentes y reparto de viandas a domicilio. Otro establecimiento de esta época era “Restorán Basoalto” ubicado en Bunster 533 con comida de casa o criolla como se le decía entonces.
Clásicos hacia fines de siglo XIX fueron los Cafés ubicados en el barrio de Villa Alegre en torno a la Estación de Ferrocarril, tales como el de Ana v. de Jouvensel, de María Jara en calle Maipú, o el de Victoria Shorer en calle Artesanos. Similar era el Salón de Té, uno de los más antiguos era el de la Pastelería Central frente a la Plaza de Armas propiedad del alemán Otto Heyl que ofrecía té, chocolate caliente, berlines, pasteles. Como no recordar el Salón de té de la pastelería Garrido que reunía a la sociedad de la época, y que en sus inicios era un Restorán, visitado asiduamente por empleados bancarios; en la “Garrido” se efectuaban también inolvidables fiestas de cumpleaños infantiles y espectáculos de títeres, famosas eran su leche con plátano y pasteles inigualables que aun hoy se pueden degustar.
Luego harían su aparición las populares Fuentes de Soda caracterizadas por ser fabrica de helados y expendio de bebidas cola. De las más recordadas: “La Central” propiedad de la familia Fuica al lado del Teatro Rex con su recordado wurlitzer y su fábrica de helados. La de Emilio Batarce que funcionaba en la esquina del Teatro Municipal y que era paso obligado de los bañistas hacia “La Peta”. Otra Fuente de Soda fue “Pozolli” ubicada en calle Lautaro propiedad de Carmela Valdebenito; la del Sr. Aroca en Lautaro esquina Julio Sepúlveda. Como no recordar las Fuentes de soda que se ubicaban en El Mercado, por entre sus recovecos y almacenes. “El Oasis” de O’Higgins esquina Pedro de Oña; El “Palibar” en la misma calle. Gratos recuerdos entres los angolinos de los ´80 dejo el afamado “Café Real” en Bunster esquina Lautaro; también el “Café Stop”, actual “La Rueda”; las Fuentes de Soda “Gilos” y “Donde Julio” en la Avenida, también desaparecidos.
Y regresando con los Restoranes memorables, como olvidar “El Quijote” por Aguirre Cerda frente al cuartel de Bomberos; “Gol y Gol” en O’Higgins con Bilbao; “El Deportista” y “Flores” en calle Caupolicán”; “Elibrant” en calle Prat, “El Democrático” por Lautaro. Son tantos y tantos los nombres, que mas de alguno quedara fuera de la lista, pero no de la memoria de sus comensales que todavía guardan una sinfonía de sabores y aromas que ya no volverán.
1 comentario:
Algún comentario histórico del bar la copucha ?
Se agradece información ...y algo de historia .
waldoalegriaortega@gmail.com
Gracias !!
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