En la apresurada
vida del angolino moderno, existen algunos que han optado por la del
vagabundo, un individuo que tiene,
voluntariamente o por las circunstancias, un estilo de vida errante en una
sociedad sedentaria una persona holgazana u ociosa que anda nómade de una parte
a otra, sin tener oficio ni domicilio determinado. En nuestra ciudad se da un triste fenómeno: el homenaje póstumo realzando la figura de un
vagabundo, que cuando vivía fue sistemáticamente rechazado, discriminado y
marginado, es así como la muerte santifica al vagabundo, melancólica paradoja
que hace surgir oleos y poemas en honor al errante. El caso más famoso es el de
“champita”, también conocido como el
“sansón”, el “viejo del saco” o “Goliat”, se caracterizo por su mutismo con los
adultos y su locuacidad con los niños, nunca pedía, dicen que con su mirada tocaba
el corazón de la gente; de su origen se tejió el mito de que era profesor, o
que muerta su familia en un feroz accidente se había hecho mendigo.
Investigaciones del historiador Hugo Gallegos demostraron que se trataba de
Manuel Segundo Muñoz comerciante procedente de Santiago…
Los primeros mendigos
que se tiene recuerdo en nuestra ciudad datan de la década de 1880, Juan
Sudando fue el primero que se ganó el cariño del pueblo; otro muy recordado que
pululo nuestras calles desde 1895 aproximadamente hasta las primeras décadas del siglo XX fue “el chayo”, quien tenía por costumbre
molestar a las señoras con sus impertinentes gritos pidiendo una moneda. Los mendigos en esa época eran considerados
una verdadera plaga en la ciudad, solian apostarse en la Plaza Bunster, además en
los portales de las Iglesias esperando la “salida de misa”Otros vagabundos más
antiguos fueron el “charcheta”, el “arañita”, el “paipa”, el “mono de fierro”,
la “vieja parafina”, el “loco Molina”, la “Nancy loca”. Todos personajes
errantes dejando en su caminar una estela de indiferencia, algunos por voluntad
o deficiencias mentales, se hicieron atorrantes
y hediondos, haciendo de su compañía jaurías de perros, o la soledad del
camino.
El vagabundo antiguo
más famoso fue “Diógenes” un filosofo
griego que convirtió la extrema pobreza en una virtud, decía que la ciencia,
los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar; Diógenes caminaba descalzo durante todas las
estaciones del año, dormía en los pórticos de los templos envuelto únicamente
en su capa y tenía por vivienda una tinaja. De su filosofía se inspiro “el mal
de Diógenes” en relación a quienes acumulan desperdicios. Asimismo en la India
los vagabundos son venerados y respetados por la población, como renunciantes
de la vida mundana, deambulan por las ciudades o los bosques en búsqueda de la
liberación.
Dicen que los
homenajes se hacen en vida y así lo han entendido algunos como el fotógrafo
aficionado Camilo Tapia quien en su Facebook, posee un Álbum llamado “Cuatro
caminos” . Allí se homenajean vagabundos tales como Claudio el
“chipiripipi”, Manuel el “mala lana”, la “vieja de los perros”, “Américo”
fallecido recientemente, “Marcelino”… un pintor anónimo que vive bajo el Puente
Vergara. Lamentablemente son homenajes virtuales, la realidad sigue su curso estos errantes
contemporáneos que tal vez no busquen homenajes, oleos o poemas, solo comprensión,
caridad o una sonrisa para esos tristes vagabundos.
3 comentarios:
Fecha de muerte de nancy loca
Excellente nota. Los angolinos de tomo y lomo saben la veracidad de estas historias.
Les faltó el militar chita.
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