Hacia 1882 y en la apertura
de la Frontera y con el ciclo triguero en su apogeo, el granero de Chile
necesitaba maquinaria agrícola, la que sería proporcionada por una Fundición y
maestranza de hierro fundido, creada ese año por el ingles Mr. Eduard Brown
quien llego a Chile contratado por la
minería del salitre, avecindándose en
Caracoles, luego Talca y finalmente en Angol. La Fundición se ubicaba en la
Avenida O’Higgins, específicamente las cuadras de calle Andrés Bello y calle
Kennedy frente al Estadio.
La “Fundición Angol” se transformo en productora de Arados y
maquinaria agrícola, para 1887 ya ofrecía al público: molinos harineros,
motores ingleses a vapor de 1, 8, 10 y
hasta 16 caballos de fuerza, maquinas de aserrar, segadoras Hornsby que ataba
el trigo en gavillas, trilladoras,
arneadoras sistema boby, arados,
rastras, prensar para aprensar lanas, maquinarias y calderos para cervecería y
destilación, rejillas de desagüe, tapas de alcantarillas entre otros.
Sus arados alcanzaron tal fama que el gobierno de Manuel Balmaceda
decreto lo siguiente:”se concede a don Eduardo Brown privilegio
exclusivo por el termino de cuatro años, para usar en el país arados en que el
timón y las manceras son de tubos de fierro o de acero, haciendo uso de los
aparatos y procedimientos que ha descrito a los peritos."
La Fundición usaba como materia
prima fierro en barras procedente de los Altos Hornos de Corral, o Estados Unidos o Inglaterra, también se
fundía fierro viejo, empleándose para fundir
carbón coke y leña. La Fundición tenía tres hornos para fundir; una maquina
a vapor para mover la fabrica, fragua para calentar el fierro ya fundido, para
doblarlo, tornos, taladros, cepillos. Hacia mediados del siglo XX las
fundiciones se realizaban cada 15 días por lo general los viernes, y se
ocupaban 19 obreros para fundir las tres o cuatro toneladas.
Tres generaciones de Brown dieron vida a esta gloriosa Fundición:
Enrique, Eduardo, Francisco, Margarita, Cecil y Osvaldo crearon la sociedad
Brown hermanos en agosto de 1947, cuyo
último cliente importante fue el Molino “El Globo”. A principios de la década
del 80´se procedió al remate de los bienes, quedando solo en el recuerdo de los
viejos corazones de esos fierros que se niegan a morir.
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